Se trata del hotel Pangu, en Beijing, muy cerca del estadio olímpico. Ocupa la
parte final de un edificio que simula ser un dragón, del que la parte de la
cabeza se utiliza como complejo de oficinas, mientras que los tres bloques
siguientes, parte del "cuerpo" de ese dragón son viviendas, y, por último, la
parte de la "cola", un edificio de 20 pisos, es el hotel.
Las habitaciones, los pasillos y el recibidor están decorados con placas de cobre italiano en las que se han reproducido imágenes tomadas de cuadros de la Ciudad Prohibida de Beijing. Se trata, según los responsables del hotel, del único establecimiento hostelero del mundo con permiso expreso de los médicos del antiguo palacio imperial para usar este arte.
Aparte la suite presidencial antes mencionada, el resto de las habitaciones resultan más asequibles en comparación, aunque tampoco son baratas, con precios que oscilan entre 220 y 1200 €. Por cierto, sus precios, en yuanes, tienen muchos ochos, entre 888 y 9888 yuanes. El ocho es el número de la suerte en China.
El hotel está construido y decorado teniendo muy en cuenta la sabiduría Feng-shui. Se comprueba por el hecho de que todo el complejo se halla en uno de los ejes norte-sur más importantes de Beijing, en la misma línea imaginaria que Zhongnanhai, el lugar donde viven los líderes comunistas chinos.
El Feng-shui, que hunde sus raíces en el taoísmo y los conceptos del yin y el yang, también se advierte en la forma exterior del edificio, el dragón, masculino (yang) contrarresta al gran lago del Parque Olímpico, cercano, más al norte, considerado como yin.
El lujo resulta abrumador. Todas las habitaciones tiene servicio personalizado de mayordomo, y en la cafetería del ático se exhiben botellas de vino francés valoradas en decenas de miles de euros, adquiridas en subastas.
Por último, destacar que el nombre de Pangu es en honor a un ser mitológico chino que, según creencias milenarias, creó el mundo al nacer de un huevo.
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